Mi experiencia, como ya he dicho otras veces, es el resultado de actuar sin intermediarios (léase Agencia Literaria). Así pues, al pedir más información a la editorial recibí un «contrato modelo» para que pudiera saber en qué consistiría nuestra «futurible relación profesional». Escasos dos folios, que a un simple novato sin conocimientos sobre el tema le parecieron más complicados que el manual de ensamblaje de un T-800.
El tipo de contrato y sus cláusulas van a depender, por supuesto, del tipo de editorial que te haya contactado. Si es una editorial de co-edición o autoedición, tendrá que exponer qué cantidad de dinero es la que aportas. En el caso de editoriales «tradicionales», la descripción cubre el tipo de impresión (rústica o de bolsillo), el número de ejemplares de cada edición,y el porcentaje que te corresponde en calidad de derechos de autor, por lo menos. En cualquier caso, te interesa leer las cláusulas con atención y comprobar que ninguna cláusula está redactada de modo malintencionado.
A pesar de que las editoriales a las que envié mi manuscrito no estaban dentro de la lista de «sospechosas» (y cuando empecé a buscar información, resultó que sí las había), a uno siempre le acaban asaltando las dudas. Yo recurrí a un amigo que tenía algunas nociones sobre éste tipo de contratos (gracias, Juan) y busqué recursos en internet que me guiaran. Así descubrí las recomendaciones de escritores.org, o de Miserias Literarias, y posteriormente a la firma del contrato hallé éste artículo.
Después, transcurrieron varios intercambios de e-mails con mi editor, en los que se comentaron qué condiciones del contrato quería tener más claras, y qué cambios podían realizarse. Yo recomiendo ser modesto, y no pretender que el primer contrato «te saque de pobre». Cuando se consulta los blogs de otros autores noveles, ves que son muy pocos los que publican con grandes editoriales, e incluso éstos lo hacen sin mucho «despliegue de medios». Un punto habitual es que las promociones y presentaciones queden excluídas en éstos contratos (en otro post hablaré sobre ello), por lo que uno debe olvidarse de grandes eventos y verse en una librería, firmando ejemplares o respondiendo preguntas de periodistas. Ahora mismo, casi todo el trabajo de promocion queda en manos del propio autor, y se lleva a cabo a través de internet.
Una vez que se concretan las modificaciones del contrato, si los dos lados están de acuerdo, será el momento de recibir el contrato definitivo. Y ya se habrá puesto un pie (de puntillas) en el camino definitivo hacia la publicación. Aquí comienza la espera (que aún continúa) de novedades por parte de la editorial y que debería incluir la revisión del texto, la elección de portada y otras cosas que explicaré a medida que se vayan sucediendo.