A pesar de que la primera crítica (más o menos) oficial resultó bastante favorable, aún me quedaban un par de pasos por los que transitar antes de haber completado las experiencias del autor novel recién publicado. La primera era leer una crítica desfavorable, y la segunda enfrentarme a una tertulia literaria en la que se debatiera sobre mi libro.
Casualmente, las dos cosas han ocurrido entre ayer y hoy. Técnicamente se dieron lugar en la misma fecha, puesto que la crítica de “Sitio de ciencia-ficción” se posteó el domingo, pero no pude leerla. Tampoco puedo decir que se trate de una crítica destructiva, si no de un comentario que debía de llegar. Cuando se entremezclan géneros y el principio y el final pertenecen a dos tipos de literatura tan diferentes, no es fácil encontrar un lector al que le agrade todo el conjunto. Quizás la conclusión final puede resultar dura (no sé si se podría usar el término “descalificante”), pero no deja de ser un “si te gustan las historias con estas características, compra el libro porque lo disfrutarás”. Para quien tenga interés por leerla, la crítica está enlazada en la sección “Libro de firmas”, después del pequeño extracto que he recogido.
Por otra parte, leer esa crítica me ha “escocido” menos tras asistir a la tertulia literaria en la que se habló sobre mi libro. Organizada por un grupo de amigos, y con la promesa de no poder comentar nada hasta que hubiese acabado, me sirvió para ver qué partes de la obra no acaban de convencer. La experiencia fue bastante constructiva, y supongo que el efecto me duraba aún esta mañana cuando he encontrado la crítica.
Básicamente, hubo acuerdo en resaltar ciertos puntos: El principio de la historia debería haberse pulido (aún) más, para incrementar la agilidad de lectura. Algún personaje precisaba más momentos de protagonismo, y añadirle notas de trasfondo que llevasen mejor los avatares de su destino. Igualmente, tengo amenazas formales para no repetir con la muerte de personajes principales en futuras novelas. O, al menos, para que procure darles una “muerte digna”. Por mi parte, me he propuesto hacer lo posible no repetir esos errores en el nuevo proyecto que tengo entre manos. Aunque me queda la espinita de no haber contado con más lectores que me pudieran ayudar con las revisiones, para haber dirigido el trabajo de pulido hacia esos puntos que no fui capaz de descubrir.
En el lado positivo, recibí buenos comentarios sobre la redacción y la estructura de la trama, así como la sensación de que la historia adquiere más viveza transcurrido el primer cuarto de novela. A los aficionados a la ficción y la aventura el final les agrada lo suficiente como para olvidar los “peros” del inicio, lo cual no deja de ser una ventaja. Así pues, no pierdo la esperanza de conseguir un resultado aún más redondo con mis próximas obras.
Así que, para darme ánimos, parafrasearé a Truman Capote:
“Todo fracaso es condimento que da sabor al éxito”