Sin embargo, no usé el momento histórico más ligado a la literatura Steampunk: la era victoriana. En su lugar, decidí comenzar mi «línea temporal» en un momento más cercano de la historia: 1916. De mi afición al rol había nacido, tiempo atrás, un universo ucrónico situado en ésa década, en el que planeaba desarrollar algunas aventuras. Nunca cumplí ese sueño, pero todos los datos y las referencias de ambientación estaban esperándome en un cuaderno cuando decidí echar mano de ellas.
El supuesto básico que sustenta la ucronía de «El Secreto…» es un nuevo orden mundial: Europa dominada por la hegemonía de Alemania (apoyada por Rusia y otros aliados). No puedo presumir de una gran originalidad en el planteamiento: la Alemania Nazi como vencedora de la Segunda Guerra Mundial ha sido fuente para varias ucronías («El hombre en el castillo«, «Patria«, «En presencia de mis enemigos«, «La conjura contra América«), así que retraer la fecha hacia la Primera Guerra Mundial puede no parecer un gran cambio.
Sin embargo, mi elección estaba motivada por la posibilidad de juguetear con un detalle de éste conflicto que siempre será discutido: la viabilidad del «Plan Schlieffen», al que Alemania debía atenerse en caso de guerra con las demás potencias del continente, y que fue finalmente modificado por su sucesor, Moltke, en favor de un planteamiento menos «arriesgado». Los aficionados a la historia militar (entre los que me incluyo) no dejan de debatir qué habría ocurrido si el Estado Mayor alemán hubiese aplicado a rajatabla la estrategia diseñada por el anciano Schlieffen. El plan en sí puede resumirse muy brevemente: TODOS los ejércitos alemanes debían atacar Francia, siguiendo un plan que profetizaba la rendición del país en 42 días, y, tras derrotar a los franceses, sería el momento de combatir al gigantesco ejército ruso, cuya capacidad de organización, en cambio, era motivo de burla y escarnio.
Yo me he decantado por aquellos que postulan la victoria alemana, aderezando el resultado con otros componentes que me eran necesarios para la trama del argumento y, por qué no decirlo, para añadir elementos de esa ambientación original que estaba aprovechando. Entre otras cosas, un estancamiento político, el matrimonio entre los herederos de Alemania y Rusia, el fracaso de la expansión de los ideales de la Revolución Bolchevique, el desarrollo de la aviación en torno al uso de dirigibles, o la inexistencia de grandes fortificaciones al estilo de la Línea Maginot…
El esfuerzo fue bastante grande, pero el resultado espero que satisfaga a los lectores. Sobre todo, si no olvidan que mi intención era hacerles disfrutar de una aventura, y que ese universo ficticio sólo es un elemento más para dar vida a la ilusión de la novela.